Un padre lleva a su hijo al bosque,
le venda los ojos y lo deja solo.
Él tiene la obligación de sentarse en un tronco toda la noche
y no quitarse la venda, hasta que los rayos del sol de la mañana
brillen a través de ella.
No puede pedir ayuda a nadie, y si supera y sobrevive esa noche,
se convierte en un hombre.
(Gracias Ester Marín)