Entre julio y septiembre, las lluvias hacen que se desarrolle
un fenómeno único de la naturaleza africana. En Namaqualand,
la frontera entre Namibia y Sudáfrica, un paisaje semidesértico
se transforma en un campo de margaritas blancas y naranjas
y millones de pequeñas flores silvestres multicolores.
La zona normalmente árida, se cubre como un caleidoscopio de
colores durante el período de floración.
(Gracias Gualter López)