Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían,
pero tenía una debilidad:
Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido
a disfrutar el proceso de la vida.
Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo
de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana.
(Gracias Tomás Dorán)