No es frecuente que uno pueda mirar una escultura y realmente
conectarse con el sentimiento que retrata, menos aún cuando
el tema de la escultura no es humano. El trabajo de Beth Cavener
es una sorprendente excepción a esto, ya que su estilo único
cautiva las verdaderas emociones humanas mediante el uso de
animales.
(Gracias Kriska)