La voz es una de nuestras armas más potentes en la comunicación.
De su volumen, entonación y ritmo dependen el entusiasmo que
manifestamos, nuestra capacidad de convicción y el éxito en
captar y mantener la atención e interés de nuestros interlocutores.
El silencio es una poderosa arma de comunicación, aunque su uso
eficaz no es sencillo y requiere cierta habilidad. Necesitamos
reconocimiento de los que nos rodean, no sólo para sentir que
nos escuchan y comprenden, sino para no sentirnos excluidos de
ese ambiente.
(Gracias Mercedes Gómez)