Una gota de rocío pende de la flor,
la protege del sol el árbol en su sombra.
Es en la blanca esencia del jazmín
donde la gota se mece desde el alba
sabiendo que en un soplo del tiempo
su gloria se irá calladamente.
Pero allí, mientras espera sublimarse
refracta la luz, rocío en flor,
mostrando matices de la lluvia
y ensalzando el blanco del jazmín