Cuentan que al principio, las casas de los brahmanes se pintaron de
azul para distinguirlas de las del resto de mortales. Así azules
color cielo como la mismísima piel del Señor Krishna, un color que
simboliza, en el complicado universo hindú, la verdad, la curación y
la paz espiritual. Por eso se escogió como distintivo de las casas
de los miembros de la casta sacerdotal, la más importante de las
clases sociales del férreo sistema social indio. Pero con el tiempo,
se fueron pintando de este color más y más casas hasta convertir a
Jodhpur en la ciudad azul de La India. Una ciudad que, incomprensiblemente,
pasa bastante inadvertida en el inmenso universo indio, pero que es
uno de los centros patrimoniales y culturales más intensos del país.
(Gracias E de la Puente)