El pueblo es reconocido como uno de los barrios más curiosos de
Dauphiné gracias a sus casas suspendidas con fachadas de colores que
dominan el Bourne, sus murallas, lo pintoresco de sus callejones, su
puente. Esta ciudad medieval debe su encanto al ingenio de los hombres
que, desde el siglo XVI, construyeron esta aldea encaramada para
promover el comercio de la madera. Pont-en-Royans es también el río,
sus orillas ajardinadas, el Museo del Agua y la pesca. Las casas