“Montaña de las minas”, así podría traducirse el nombre de Kutná Hora.
Y es que esta ciudad checa se lo debe todo a sus minas de plata. Unas minas que, en los siglos XIII y XIV,
la convirtieron en la segunda ciudad de la región de Bohemia, atrajeron a reyes y a grandes acontecimientos
históricos… Es conocida como la Ciudad de Plata.
Y la llenaron de palacios, iglesias y monumentos. El esplendor duró siglos –hasta la llegada de la plata del
Nuevo Mundo–, así que en el casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, te encontrarás
con iglesias góticas y barrocas, con viviendas de los mismos estilos, pero también renacentistas y neoclásicas
y con decenas de rincones con encanto.
El principal polo de atracción para los visitantes de todo el mundo por la ciudad consiste en visitar el célebre
osario de Sedlec, una capilla repleta de huesos humanos dispuestos de forma artística e imaginativa.
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