Los mejores momentos para contemplar la Vía Láctea se dan entre febrero y octubre en el hemisferio Norte y entre enero y noviembre en el hemisferio Sur. La ventana óptima para observarla y fotografiarla se produce entre mayo y junio, coincidiendo con el máximo número de horas de visibilidad en ambos hemisferios. Pero además de calcular bien los tiempos, otro de los requisitos indispensables es encontrarse en un lugar alejado de la contaminación lumínica en el que reine la oscuridad y a ser posible situado en un lugar elevado. Lo demás queda en las manos y pericia de los fotógrafos que, como los autores de esta selección de imágenes han decidido enfrentarse al reto de capturar la belleza de la galaxia que nos da cobijo en el vasto Universo.
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